lunes, 25 de febrero de 2013

[EN UN APARTAMENTO...], Nacho Fernández




   En un apartamento de Madrid una pareja descansa exhausta después de varias horas de tensión. Como niños pequeños ante un juguete roto que no saben si sabrán reconstruir, sonríen momentáneamente para volver al asombro doloroso de las piezas esparcidas por el suelo. No tienen respuesta a la pregunta que les ha llevado hasta allí, y se dan inútiles plazos o llaman al psiquiatra en las horas pequeñas de la noche. Por las calles de la misma ciudad otro hombre y otra mujer permanecen atentos al acontecer del pequeño apartamento. No se conocen, pero se han cruzado en medio de la noche presintiendo el amor en los cambios de los semáforos y pensando en el mismo número de teléfono. En los bares, mezclados con la gente, buscan indicios de un futuro próximo en pedazos de conversaciones que nada tienen que ver con ellos, que llegan como viento a los oídos entre el chocar de tazas y los gritos de la barra a las cocinas. Ambos han sucumbido al cansancio y la desesperanza. Con el paso de las horas, el día ha llegado iluminando las primeras anémonas de la temporada en los puestos de flores, los colores rojos y amarilIos de la perplejidad,  el reflejo incierto de una cabina de teléfonos vista desde el banco de una plaza.


NACHO FERNÁNDEZ, El buen paso, Calambur, Madrid, 1998, pp. 17-18.


Ilustración: Juan Vidaurre