domingo, 16 de diciembre de 2007

MURIÓ LA VERDAD, Juan Carlos Marset







MURIÓ LA VERDAD

La verdad muerta centellea como recién nacida. Imposible distinguir, del montón de adoradores, a los vivos de los muertos. Todos llevan por cara una careta, un nombramiento por nombre, para protegerse de una dolorosa succión por dentro. Alimentan la lombriz de su vacío con la misma gana. Feliz sardina acorralada, yo te canto y te saludo. Una sombra ilumina a otra sombra, una luz oscurece a otra luz, y los espectros del horror qué traman. Yo retrato vuestro afán de regresar a las tinieblas. Desastrados antifaces de los dioses. Monstruos embozados. Os vigilo, larvas de la guerra.


JUAN CARLOS MARSET


KRAWIETZ, Alejandro y LEÓN, Francisco, La otra joven poesía española, Igitur, Tarragona, 2003, p. 54.